Lo lógico sería pensar lo contrario: que lo que más cansa es equivocarse, perder dinero o ver cómo algo se derrumba. Pero la realidad de muchas mujeres líderes muestra otra cara: lo que más agota no es fracasar, es sostener el éxito.
Cuando fracasas, al menos tienes permiso para parar. El éxito, en cambio, no concede tregua: exige que sigas sonriendo, funcionando, inspirando… aunque por dentro estés rota.
👉 Esa es la paradoja: el fracaso te detiene, el éxito te encadena.
¿Qué significa estar cansada de tu propio éxito?
Quizás te reconoces en esto:
Has llegado lejos y tienes todo lo que soñabas… pero algo dentro no vibra.
Te levantas más cansada de lo que te acostaste.
Llevas la agenda llena, pero tu energía vacía.
Todo funciona por fuera, menos tú.
Este no es un simple cansancio. Es un agotamiento invisible. Una especie de niebla que no se va ni con vacaciones, ni con yoga, ni con más logros.
Algunos expertos lo llaman burnout. Somos muy dados a utilizar anglicismos pero es más fácil de entender si lo nombramos como lo que realmente es:
ese vacío que se instala cuando lo tienes todo… pero no te tienes a ti.
El éxito cansa porque no es solo una meta: es un traje invisible que pesa más que una armadura medieval
¿Por qué el éxito pesa tanto en mujeres líderes?
El éxito cansa porque no es solo una meta: es un traje invisible que pesa más que una armadura medieval:
La imagen impecable: te acostumbraste a brillar, y ahora no sabes cómo soltar la coraza.
La autoexigencia crónica: cada logro abre la puerta a otro, nunca descansas en lo que ya lograste.
La soledad de la mujer fuerte: cuanto más demuestras que puedes con todo, menos sostén recibes.
Y sí, LinkedIn aplaude tu fortaleza… pero tu cuerpo guarda la factura.
¿Qué puedes hacer si lo tienes todo pero te sientes agotada?
Lo primero no es hacer más, sino atreverte a mirar de frente lo incómodo: reconocer que, aunque por fuera todo funciona, por dentro hay un vacío que no se llena.
Ese reconocimiento ya es un acto de valentía. Es mirarte sin máscara, sin justificarte, sin esconderte detrás de tu lista de logros.
La clave está en la autoobservación:
Preguntarte qué momentos del día realmente te nutren y cuáles solo sostienes por inercia.
Distinguir lo que haces para impresionar a otros de lo que haces porque de verdad te hace feliz.
Recuperar la honestidad de sentir qué te llena y qué te drena.
Desde ahí —desde esa mirada sincera a ti misma— puedes empezar a abrir espacio a otra forma de vivir tu éxito.
3 micro-pasos para empezar a salir del agotamiento.
No necesitas más herramientas de productividad ni otro curso para optimizar tu tiempo. Lo que necesitas es volver a ti.
Aquí tienes 3 micro-pasos sencillos para empezar:
Un minuto real de disfrute al día → no scrolling, no multitarea. Solo algo que te dé placer genuino (he dudado mucho sobre si poner esto de placer genuino pero... que caa una lo aplique como... más placer genuino consiga ;-)
Una pausa sin máscara → un espacio donde no seas la líder, la madre, la profesional. Solo tú. Al principio empieza mirándote un instante al espejo sin pensar en todo ese ruido mental, ni en los roles que desempeñas.
Nombrar tu verdad → aunque sea en un cuaderno secreto: “¡Hasta los webs!”, elige el nombre que mejor represente como te sientes, no te cortes.
Sí, puedes empezar por apagar el grupo de WhatsApp del cole (si eres como yo que fuiste madre pasados los 40) Ufff créeme: eso también es espiritualidad avanzada.
Te invito a ver mi MasterClass: Los 3 pasos para dejar de sentirte agotada y volver a ti misma.
👉 En Awenka acompaño a mujeres líderes como tú a transformar el agotamiento invisible en energía real.
Mira este Masterclass de 10 minutos y da tu primer paso para volver a disfrutar tu éxito.
¡Quiero verlo!Lo que nadie te cuenta: El éxito no debería agotarte.
El éxito que impresiona a los demás pero te roba la vida a ti… no es éxito, es una trampa tan grande como una cárcel.
Y si estás leyendo esto, es porque lo sabes. Porque ya no quieres más aplausos hacia afuera mientras por dentro te apagas.
El éxito de verdad no es el que acumula logros, sino el que te permite disfrutar lo que has construido, sin sentir que te pierdes en el camino.
La buena noticia es que ese éxito existe. No tienes que tirar por la borda lo que lograste. Solo necesitas una manera distinta de habitarlo: más ligera, más tuya, más viva.
✨ Porque el fracaso cansa… pero el éxito sin disfrute, asfixia. Y no viniste a asfixiarte: viniste a vivir.
Y quizás ahora te preguntes...
“Vale, suena bien, pero ¿cómo voy a vivir el éxito de otra manera si me educaron para sostenerlo a base de esfuerzo, perfección y sacrificio?”
Esa pregunta es clave.
Por eso en el próximo artículo de El Eco del Norte vamos a hablar de cómo nos entrenaron culturalmente para creer que éxito y agotamiento son inseparables: desde las películas de los 90, hasta las series que marcaron a toda una generación, las redes sociales de hoy y las creencias que heredamos sin darnos cuenta.